viernes, 27 de febrero de 2009

La Asociación Civil de La Virgen Inmaculada de La Medalla Milagrosa en su XXIV Aniversario

LA ASOCIACIÓN CIVIL DE LA VIRGEN INMACULADA DE LA MEDALLA MILAGROSA EN SU XXIV ANIVERSARIO.

SANTO ROSARIO

Miremos la vida del Señor mientras rezamos las diez Ave Marías como si viéramos una película sobre el misterio que estamos meditando, así evitaremos toda distracción mientras tanto Dios trabaja en nuestro corazón. Los psicólogos dicen que la repetición tiene un efecto tranquilizante, de esta manera tu mente se serena y tranquiliza. Las Ave Marías son como música de fondo mientras uno contempla la vida de Nuestro Señor. El Rosario es el lenguaje del amor. Cada vez que hacemos la señal de la Cruz para iniciar el rezo del Santo Rosario, tiemblan las puertas del infierno porque son infinitas las gracias que Dios nos concede por este medio. Se evitan muchas guerras de todo tipo. Los pecadores se convierten. Los tibios se vuelven fervorosos. Los fervorosos se vuelven santos.

Las almas del purgatorio tienen un gran consuelo y libración. Se consiguen toda clase de peticiones si son para nuestro bien. El enemigo huye de nuestra vida. Adquirimos méritos para la otra vida.

El Rosario es una oración de reflexión, sobre la vida de Jesús. De esta manera, Él va haciendo crecer las virtudes en nuestro corazón. Los malos pensamientos son los que nos condujeron al desorden en el que estamos hoy porque los pensamientos que nos rodean son los pensamientos que nos moldean.

Los Misterios Gozosos nos enseñan que la vida está hecha para ser gozosa, que Dios nos ha creado para la felicidad que se obtiene haciendo Su Voluntad que siempre es para nuestro bien. Los Misterios Luminosos nos describen la Vida ejemplar de Jesús.

Los Misterios Dolorosos nos dicen que el pecado es el camino del dolor y meditamos a la vez los sufrimientos que injustamente padeció Jesús a causa de ellos. Los Misterios Gloriosos nos enseñan que la vida tiene un propósito, una meta más allá de esta vida.

San Louis Marie Grignon de Montfori escribió: “El Rosario es la manera más poderosa para tocar el Corazón de Jesús, Nuestro Redentor, quien ama a Su Madre”.

El Papa Pablo V dijo: “El Rosario es un tesoro de gracias”. El santo y estigmatizado Padre Pío decía: “El Rosario es el arma contra el mal”. Santo Tomás de Aquino predicó en Roma, durante 40 días corridos, sólo sobre el Ave María. San Francisco de Sales decía que el método más grande de oración es rezar el Rosario.

Felicidades a: LA ASOCIACIÓN CIVIL DE LA VIRGEN INMACULADA DE LA MEDALLA MILAGROSA EN SU XXIV ANIVERSARIO.

domingo, 8 de febrero de 2009

Soy todo tuyo María

Virgen María, Madre mía me consagro a ti y confío en tus manos toda mi existencia. Acepta mi pasado con todo lo que fue. Acepta mi presente con todo lo que es. Acepta mi futuro con todo lo que será. Con esta total consagración te confío cuanto tengo y cuanto soy, todo lo que he recibido de Dios. Te confío mi inteligencia, mi voluntad, mi corazón. Deposito en tus manos mi libertad; mis ansias y mis temores; mis esperanzas y mis deseos; mis tristezas y mis alegrías. Custodia mi vida y todos mis actos para que le sea más fiel al Señor y con tu ayuda alcance la salvación. Te confío ¡Oh María! mi cuerpo y mis sentidos para que se conserven puros y me ayuden en el ejercicio de las virtudes. Te confío mi alma para que Tú la preserves del mal. Hazme partícipe de una santidad igual a la tuya: Hazme conforme a Cristo, ideal de mi vida. Te confío mi entusiasmo y el ardor de mi juventud,para que Tú me ayudes a no envejecer en la fe. Te confío mi capacidad y deseos de amar, enséñame y ayúdame a amar como Tú has amado y como Jesús quiere que se ame. Te confío mis incertidumbres y angustias, para que en tu corazón yo encuentre seguridad, sostén y luz, en cada instante de mi vida. Con esta consagración me comprometo a imitar tu vida. Acepto las renuncias y sacrificios que esta elección comporta, y te prometo, con la gracia de Dios y con tu ayuda, ser fiel al compromiso asumido. Oh María, soberana de mi vida y de mi conducta dispón de mí y de todo lo que me pertenece, para que camine siempre junto al Señor bajo tu mirada de Madre. ¡Oh María! soy todo tuyo y todo lo que poseo te pertenece ahora y siempre. ¡AMEN!

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