jueves, 30 de octubre de 2008

Ven, Espíritu divino.

Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre, si tu le faltas por dentro; mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. 

Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos; por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amen

martes, 14 de octubre de 2008

AMAME COMO ERES

Conozco tu miseria, las luchas y las tribulaciones de tu alma, las debilidades de tu cuerpo, tu cobardía y tus pecados, y sabiéndolo te digo: "Dame tu corazón. ¡Ámame como eres!". Si esperas a ser un ángel para abandonarte al amor, no amarás jamás. Aún si eres débil en la práctica del deber y de la virtud, y si con frecuencia vuelves a caer en tus faltas y tu debilidad te consume, no te permito que no me des tu amor. ¡Ámame como eres!. En cada instante y en cualquier situación en la que tú estés, en el fervor o en la soledad, en la fidelidad, ámame como eres.

Yo quiero el amor de tu pobre corazón. Si esperas a ser un ángel no me amaras jamás.

¿Acaso no podría hacer de cada granito de arena un ángel radiante de pureza, de nobleza y de amor? ¿No Soy Yo el Omnipotente? Y si en cambio me agrada dejar aquellos maravillosos seres en el cielo y preferir el pobre amor de tu corazón, ¿Quién me lo impide? ¿Acaso no Soy Yo el dueño de Mi Amor?.

Hijo mío, deja que te ame. Quiero tu corazón. Ciertamente Yo quiero, con el tiempo, transformarte, pero por ahora Yo te amo como eres y deseo que tú hagas lo mismo. Yo quiero ver que del abismo de tu miseria sube tu amor. Amo en ti también tu debilidad, amo el amor de los pobres y de los miserables.

Quiero que desde este abismo suba continuamente, por siempre el grito grande:

"Jesús, yo te amo".

Quiero únicamente el canto de tu corazón. No tengo necesidad de tu ciencia ni de tus talentos. Me importa una sola cosa: "Verte trabajar con amor".

No son tus virtudes lo que yo deseo. Si te las diera, eres tan débil que ellas alimentarían tu amor propio. No te preocupes por esto. Yo habría podido destinarte para grandes cosas. No, serás el siervo inútil. Te quitaré aún lo poco que tienes, porque yo te he creado solamente para el amor.

Hoy Yo estoy a la puerta de tu corazón como un mendigo ¡Yo que Soy el Rey de los reyes!.

Toco en tú puerta y espero. Apresúrate a abrirme. No sufras tu miseria, porque si conocieras perfectamente tu miseria podrías morir de dolor. Lo que me heriría el Corazón sería el ver que tú dudas de mí y que no tienes confianza en mí. Yo quiero por siempre que tú hagas cada acción, aún la más insignificante, sólo por amor a Mí. Cuento contigo para que me des esta alegría.

No te preocupes porque no posees virtudes. Te daré la fuerza. Cuando me des tu amor, Yo te iluminaré más allá de todo lo que tu puedas soñar. Pero acuérdate: ámame como eres.

Yo te he dado a Mi Madre. Confía en ella absolutamente. Haz pasar todo a través de su Corazón, que es tan puro.

No me amarías jamás si esperas a ser un ángel. Te lo digo por cualquier duda de tu corazón.

Ve en paz.

jueves, 2 de octubre de 2008

4 de octubre: San Francisco de Asís

SAN FRANCISCO DE ASÍS.


ORACIÓN EN HONOR A LAS LLAGAS

Gloriosísimo Protector y Padre mío, San Francisco, a vos acudo, implorando vuestra poderosa intercesión, para entender el amor que Dios Nuestro Señor os manifestó al martirizar vuestra carne y vuestro espíritu. Vuestras llagas son cinco focos de caridad divina; cinco lenguas que me recuerdan las misericordias de Jesucristo; cinco fuentes de gracia celestiales que el Creador os confió para que las distribuyeseis entre vuestros devotos. ¡Oh Santo amabilísimo!, pedid por mí a Jesús crucificado una chispa del fuego que ardía en vuestra alma aquel día dichoso en que recibisteis la seráfica crucifixión, a fin de que, recordando vuestros privilegios sobrenaturales, imite vuestros ejemplos y siga vuestras enseñanzas, viviendo y muriendo amando a Dios sobre todas las cosas.

Rezar 5 padrenuestros, avemarías y glorias en honor de las cinco llagas de San Francisco. Concluir con la oración final:
Seráfico Padre mío San Francisco, pobre y desconocido de todos, y, por esto, engrandecido y favorecido de Dios. Porque os veo tan rico en tesoros divinos, vengo a pediros limosna. Dádmela generoso, por amor al buen Jesús y a nuestra Madre, la Inmaculada Virgen María, y por el voto que hicisteis de dar por su amor todo lo que se os pidiese. Por amor de Dios os ruego que me obtengáis dolor de mis pecados, la humildad y el amor a vuestra pasión; conformidad con la voluntad de Dios, prosperidad para la Iglesia y para el Papa, exaltación de la fe, confusión de la herejía y de los infieles, conversión de los pecadores, perseverancia de los justos y eterno descanso de las almas 
del Purgatorio. Os lo pido por amor de Dios. Así sea.



ORACIÓN
Señor, hazme un instrumento de tu paz.
Donde haya odio, siembre yo amor;
donde haya injuria, perdón;
donde haya duda, fe;
donde haya tristeza, alegría;
donde haya desaliento, esperanza;
donde haya sombras, luz.

¡Oh, Divino Maestro!
Que no busque ser consolado sino consolar;
que no busque ser amado sino amar;
que no busque ser comprendido sino comprender;
porque dando es como recibimos;
perdonando es como Tú nos perdonas;
y muriendo en Ti, es como nacemos a la vida eterna.




http://vmilagrosa.web44.net/1.htm

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