Altísimo Dios de todo lo creado. Verdad infalible en quien creo. Clemencia infinita en quien espero. Bondad inmensa a quien amo sobre todas las cosas y a quien me pesa haber ofendido. Te doy gracias por haberme creado, redimido, bautizado, y conservado; y por todos los beneficios que me has hecho hasta ahora. Te ofrezco todos los pensamientos, palabras, obras y sufrimientos de este día con intención de ganar sus indulgencias y aplicarlas por las almas del purgatorio.
No permitas, Padre mío, que te ofenda. Líbrame de las tentaciones del demonio. Dame fuerza para huir de las ocasiones de pecar y vencer mis pasiones. Haz que cumpla con el fin para el cual estoy en el mundo, que conozca tu voluntad, que me preocupe por la salvación de mi alma y por hacer el bien a mi prójimo. Que viva el día de hoy como si fuera el último de mi vida. Para que merezca gozarte en el reino eterno de la gloria.
Te lo pido por los méritos de mi Señor Jesucristo y la intercesión de mi Madre, la siempre Virgen María, de mi ángel de la guarda, de San José, de San(ta)..., y demás patronos y abogados míos. Amén.
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