NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES
Una antigua tradición narra que en el año de 1218 la Sma. Virgen se le apareció a San Pedro Nolasco recomendándole que fundara una comunidad religiosa que se dedicara a socorrer a los que eran llevados cautivos a sitios lejanos.
San Pedro Nolasco, apoyado por el rey Jaime el Conquistador y aconsejado por San Raimundo de Peñafort, fundó la Orden religiosa de Nuestra Señora de la Merced o de las Mercedes. La palabra merced quiere decir: misericordia, ayuda, caridad.
Esta comunidad religiosa lleva muchos siglos ayudando a los prisioneros y ha tenido mártires y santos. Sus religiosos rescataron muchísimos cautivos que estaban presos en manos de los feroces sarracenos.
Desde el año 1259 los Padres Mercedarios empezaron a difundir la devoción a Nuestra Señora de la Merced (o de las Mercedes) la cual está muy extendida por el mundo.
Recordemos que a quienes ayudan a los presos les dirá Cristo en el día del Juicio: "Estuve preso y me ayudaste. Todo el bien que le hiciste a los demás, aunque sea a los más humildes, a Mí me lo hiciste"(Mat. 25, 40).
ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES
Santísima Virgen María de la MERCED, madre de Dios y por esta augusta cualidad digna de los más profundos respetos de los ángeles y de los hombres; hoy como a uno de vuestros hijos y confieso que sabéis Señora desde mi tierna infancia os he tenido como a madre, abogada y patrona mía, desde entonces me habéis mirado por vuestras manos e intercesión, me han venido todas las gracias que he recibido de homenajes y a implorar el socorro de vuestra misericordia protección: sois poderosa para con vuestro hijo preciosísimo, vos lo deseo que tengo de seros fiel durante el curso de mi vida para después de ella merezca veros y gozaros en la eterna felicidad con este indigno hijo vuestro, y recibid el vengo a tributaros rendidos mis humildes Dios, continuad pues vuestra misericordia de la gloria. Amén.
Santísima Virgen María de la MERCED, madre de Dios y por esta augusta cualidad digna de los más profundos respetos de los ángeles y de los hombres; hoy como a uno de vuestros hijos y confieso que sabéis Señora desde mi tierna infancia os he tenido como a madre, abogada y patrona mía, desde entonces me habéis mirado por vuestras manos e intercesión, me han venido todas las gracias que he recibido de homenajes y a implorar el socorro de vuestra misericordia protección: sois poderosa para con vuestro hijo preciosísimo, vos lo deseo que tengo de seros fiel durante el curso de mi vida para después de ella merezca veros y gozaros en la eterna felicidad con este indigno hijo vuestro, y recibid el vengo a tributaros rendidos mis humildes Dios, continuad pues vuestra misericordia de la gloria. Amén.
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