¿Podrás darme algo más que darte a ti mismo? Tú eres el fuego que siempre arde, sin consumirse jamás. Tú eres el fuego que consume en sí todo amor propio del alma; tú eres la luz por encima de toda luz...
Tú eres el vestido que cubre toda desnudez, el alimento que alegra con su dulzura a todos los que tienen hambre. ¡Pues tú eres dulce, sin nada de amargor!
¡Revísteme, Trinidad eterna, revísteme de ti misma para que pase esta vida mortal en la verdadera obediencia y en la luz de la fe santísima, con la que tú has embriagado a mi alma!
4 comentarios:
hermosa y gran verdad. Dios es el todo en la vida, porque somos nada y no nada tenemos. Beatriz
Sólo basta tener presente a la Santísima Trinidad para todos los problemas, y la consolación vendrá con sobras.
Estela
Definitivamente la oración hecha con mucha fe tiene poder, por eso siempre debemos ir de la mano de Nuestro Señor y María Santísima a pesar de las dificultades que tengamos.
Santísima Trinidad, en Tí vivimos, nos movemos y existimos.
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